El Hurón y el Águila
Un joven hurón, que amaba el cielo, construyó unas
alas de tela sobre un armazón de bambú. Tras sujetárselas firmemente a los
hombros, saltó desde lo alto de una colina y se estrelló contra la tierra.
Una y otra vez arriesgó la vida intentando volar y,
con cada nuevo intento, fue mejorando sus alas. Hasta que un día consiguió
volar, ascendiendo en grandes círculos, tomando tierra con suavidad después de
cada nuevo vuelo. Feliz, le enseñó lo que había aprendido a otros hurones que,
como él, amaban el cielo, a otros hurones que, al igual que él, anhelaban
volar.
Un día, un águila se acercó planeando al joven hurón,
al que acompañaban sus alumnos.
– ¡No sois más que unos aprendices!- se burló el
águila-. ¡Nunca podréis volar tan alto ni tan rápido como yo! – Al oír esas
palabras, el desánimo se apoderó de los alumnos, pues les parecía que el águila
tenía razón, que el sitio de un hurón no estaba en el aire.
– No os dejéis desanimar por las palabras del águila –
les dijo su maestro-, pues lo que de verdad cuenta no es ni la altitud ni la
velocidad, sino la actitud de quien vuela y la dicha que encuentra en los
caminos del aire.
Los alumnos acogieron la verdad de su maestro como
propia. De nuevo en el aire, apreciaron las aventuras vividas y todo lo que
aprendían y descubrían como nunca lo habían hecho antes y, con el tiempo,
fueron ellos quienes transmitieron a otros hurones más jóvenes la sabiduría que
se obtiene del cielo.
Quien comparta aquello que más ama obtendrá una dicha
interior que los demás jamas podrán conocer.
Antonius Hurón, fábulas.
Autor: Bach, Richard. Crónicas de los hurones 2. En el aire.
1ª edición, Planeta, Buenos Aires, 2003.