"Quién recibe una idea de mí, recibe instrucción sin disminuir la mía; igual que quién enciende su vela con la mía, recibe luz sin que yo quede a oscuras"
—Thomas Jefferson
8 mar 2016

Fábula

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El Hurón y el Águila

Un joven hurón, que amaba el cielo, construyó unas alas de tela sobre un armazón de bambú. Tras sujetárselas firmemente a los hombros, saltó desde lo alto de una colina y se estrelló contra la tierra.

Una y otra vez arriesgó la vida intentando volar y, con cada nuevo intento, fue mejorando sus alas. Hasta que un día consiguió volar, ascendiendo en grandes círculos, tomando tierra con suavidad después de cada nuevo vuelo. Feliz, le enseñó lo que había aprendido a otros hurones que, como él, amaban el cielo, a otros hurones que, al igual que él, anhelaban volar.

Un día, un águila se acercó planeando al joven hurón, al que acompañaban sus alumnos.

– ¡No sois más que unos aprendices!- se burló el águila-. ¡Nunca podréis volar tan alto ni tan rápido como yo! – Al oír esas palabras, el desánimo se apoderó de los alumnos, pues les parecía que el águila tenía razón, que el sitio de un hurón no estaba en el aire.

– No os dejéis desanimar por las palabras del águila – les dijo su maestro-, pues lo que de verdad cuenta no es ni la altitud ni la velocidad, sino la actitud de quien vuela y la dicha que encuentra en los caminos del aire.

Los alumnos acogieron la verdad de su maestro como propia. De nuevo en el aire, apreciaron las aventuras vividas y todo lo que aprendían y descubrían como nunca lo habían hecho antes y, con el tiempo, fueron ellos quienes transmitieron a otros hurones más jóvenes la sabiduría que se obtiene del cielo.

Quien comparta aquello que más ama obtendrá una dicha interior que los demás jamas podrán conocer.

Antonius Hurón, fábulas.
Autor: Bach, Richard. Crónicas de los hurones 2. En el aire. 1ª edición, Planeta, Buenos Aires, 2003.

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